miércoles, 29 de mayo de 2013

Llenos de incompetencia

Creo que más de una vez he dicho esta frase que todavía el día de hoy corona la puerta de entrada de la casa donde me crié: "La puntualidad es cortesía de reyes, deber de caballeros y costumbre de personas educadas". De hecho no recuerdo si ya la había escrito en mi blog, pero no sobra volverlo a hacer. La impuntualidad no es una falta de tiempo, es una falta de educación. ¿Por qué no somos capaces de distinguir (7ma. acepción de la RAE. tr. Otorgar a alguien alguna dignidad, prerrogativa, etc.) al otro otorgándole algo tan valioso como nuestro tiempo y respetándole el suyo? En cambio sí, puede uno dedicar horas a: beber alcohol hasta la inconsciencia, ver televisión hasta altas horas de la noche, estar en las redes sociales leyendo las "actualizaciones" de las vidas de los demás, esperar en la fila del antro de moda para que el cadenero nos deje entrar, etc. 
El ser puntual no es otra cosa más que darle la importancia a algo o a alguien con aquello que es más preciado y nadie lo puede comprar: el tiempo, respetando el suyo y dándole su lugar.
Evitemos en lo posible, hacer menos a los demás, y en la medida que lo hagamos podremos nosotros también tener beneficios... no vaya a ser que pierdan el avión.


martes, 28 de mayo de 2013

¡Ah, sólo el que carga el avío sabe lo que le pesa!

Resulta difícil ponerse en los zapatos de los demás. Cada uno vive sus propios demonios, sus propios infiernos, sus propios calvarios, sus glorias. Por más que uno piense y se disponga a "ponerse en los zapatos del otro" difícilmente lo conseguirá. Los pensamientos, los sentimientos  las circunstancias son únicas, personales. Nadie, ni siquiera Dios puede ver y vivir lo que experimentamos.
Nos damos a la tarea de juzgar y de querer prever todo de acuerdo a lo que el otro pudiera pensar y con base en eso llevamos a cabo nuestras acciones, y, desafortunadamente, el juicio casi siempre está equivocado.
A raíz de eso vienen virtudes como la misericordia, la empatía y la resiliencia, que en circunstancias normales nos ayudan a hacer más llevadera la convivencia. En muchos casos nos compadecemos de los otros y nos hacemos solidarios, sin embargo no debemos dejar de lado que la caridad empieza por uno, quien no se quiere primero no será capaz de querer a otros.
En la vida, hay que ser de vez en cuando "egoísta", pensar en estar primero uno tranquilo para luego entrar en convivencia.
Lamento la fragilidad de mi memoria y la falta de precaución para guardar los textos que escribí hace mucho, no logro recordar exactamente una buena frase que acuñé: "hay que buscar el yo, para encontrar el tú y entonces conjugar el nosotros..."

lunes, 27 de mayo de 2013

Si te dormiste: perdiste, ...si no estás conectado: no estás enterado... Google Chrome

"Una madre política es sutil porque es una cosa como el anochecer. Es una mezcla mística de dos cosas que no guardan relación entre sí: la política y una madre." G.K. Chesterton.

Si tuvieras que calificarlo: ¿Qué resultado puedes ponerle a tu día de hoy? La vida es un constante transcurrir de eventos, de acciones y de omisiones. Pasamos una tercera parte de nuestra vida, otro tanto comiendo, una casi nada en higiene y personales y mucho, mucho tiempo criticando, siendo espectadores de aquel espectáculo del que somos protagonistas.  



Hoy en día estás en Candy Crush, viendo actualizaciones y fotos de facebook, compartiendo memes hechos por alguien más y que te hacen gracia, y tu vida ¿dónde está? No me busquen, ya lo estoy haciendo yo. Eso es todo por hoy. Mañana será otro día. GRACIAS.

domingo, 26 de mayo de 2013

Mientras la vida pasa, hay quien juega al fútbol

Mientras escribo esto está a punto de iniciar y transcurre la final del torneo del fútbol mexicano, llamado liga MX, ahora todo tiene su connotación abreviada, MX, que es el sufijo de la internet, también se ha vuelto un identificador de lo mexicano, llevamos la X en el medio, es nuestro ombligo, nuestro distingo, nuestro color. No sólo la X, también el fútbol, juega el representativo nacional, se muere todo, es la final, se muere todo, clásico, se muere todo, total que siempre estamos muertos. Siempre me peleo con la gente por la puntualidad y mi ejemplo más claro: ¿llegarías tarde al partido de fútbol...?, lo que nos interesa nos mueve, no queremos perder nuestro lugar o encontrar el mejor disponible y para eso hay que llegar primero. Hoy por la mañana tuve muchas ganas de correr, caminar como Forrest Gump, sin parar, sin destino, sin final. Hace rato se me quitaron porque me cansé mucho, me cansa mucho el sol, me duele el sol. Ahora todo va mejor, esperemos dentro de dos horas ya que sepamos quién es campeón. Valdría mucho la pena que lucharamos por vivir, tanto como apoyamos y defendemos los colores de un equipo de fútbol, quisiera ver un debate en defensa de la verdad de la misma manera que alguien defiende a su equipo... por un balón. Disfruten mucho la vida, yo haré lo propio... Vaya, hasta se toca el Himno Nacional.

sábado, 25 de mayo de 2013

Andanzas

Es muy curioso, hasta hace poco tiempo, 10-12 días, que no había vuelto por aquí, pero luego de una conversación álgida, caí en cuenta que resulta importante para alguien que se dice escritor, escribir. Por eso estoy de vuelta. La labor del escritor se complementa con la lectura de textos variados y con la experiencia. Quiero hacer de mi vida algo útil, pero también poco útil será si no hay un modo de compartirlo. El martes escribí sobre las vivencias en el servicio a clientes de un banco. La semana se fue con más dudas que certezas. Me encuentro en un estado poco fácil de trato y de decisión. No puedo decir que esté enamorado, no puedo decir que de mi trabajo esté del todo satisfecho, me tengo que exigir más, y vaya de mi labor de escritor no digo nada, estoy siendo injusto con los libros en su celofán, hoy ya de plano mejor compré uno sin celofán: Logoterapia de Elizabeth Lukas, que según contraportada es discípula de Víktor Frankl, a quien también esta misma semana recordé. Espero mucho de lo que queda del mes, espero mucho más del mes próximo. El ánimo está ahí, no hay nada más...

viernes, 24 de mayo de 2013

Cae la lluvia

Cae la lluvia, caen tus ojos, caen tus sueños. Ahora me despierto, hemos hecho la cita, estoy preparado ¿tu estarás lista? Despojémonos de paradigmas, sólo quiero tu risa. caen mis sueños, caen mis ojos, cae la lluvia...

martes, 21 de mayo de 2013

En busca del tiempo perdido

Resulta que este Blog se inició hace ya más de 4 años. Lo veo y me pongo a reflexionar todo lo que ha pasado en este tiempo. Vino el efímero #Yosoy132. Twitter entró en mi vida. Gente y actividades vinieron, se fueron y volvieron a venir. Hoy el mundo es otro. En una plática reciente, me preguntó mi interlocutora: ¿por qué no haces un blog? y digo, tengo como cuatro pero tengo mucho que no escribo, y en efecto, casi un año ha pasado sin poner algo aquí. Un escritor debe escribir, así como un ave debe volar. El asunto es que estoy de vuelta y espero ser constante. Expondré aquí brevemente mi historia vivida ayer, que para variar nos hace notar nuestra falta de cultura en todos los sentidos y muestra también mucha de nuestra negligencia para involucrarnos en cosas tan básicas en estos tiempos modernos como el uso apropiado de la banca. Ayer no trabajé pero como dicen en España: "hice unos recados", fui a Banamex para solicitar unas contraseñas personales, vendí periódico (por kilo, no como voceador), doné ropa usada a un asilo, compré carne y descansé. En Banamex me di cuenta de que realmente somos ignorantes y profanos en el menester del uso apropiado de la banca. Para empezar, ellos son depositarios de nuestra confianza y sobre todo de nuestro dinero, muchas veces más por necesidad (obligación) tenemos una cuenta con una institución específica (en mi caso me pagan en Banamex) y más que por elección propia, somos arrojados a las garras del león que hará y deshará con nuestros recursos lo que quiera. Otra entrada la dedicaré a la confianza en los bancos y el abuso que ellos hacen de esta, pero aquí contaré mi calvario de ayer. Fui a la sucursal más cercana a mi casa, relativamente temprano, para evitar las filas, 9:30AM, en efecto las cajas vacías, pero la ventanilla de servicio a cliente con 5 personas en la línea, para colmo, el dispositivo que reparte el consecutivo de los turnos no funcionaba, entonces era formarse a la antigüita, atrás del último (principio rector de orden y el respeto: ir detrás del último en la fila). La gente que acude a servicio a cliente tiene una necesidad muy clara, resolver sus asuntos y sus dudas con respecto al uso de la banca, los datos que vienen en el estado de cuenta y ahora muy común, la recuperación o alta de contraseñas. Antes se memorizaba uno la combinación de la caja fuerte, ahora uno tiene que idear la secuencia de números para poder "entrar" a la cuenta desde una terminal conectada a la internet desde cualquier punto del mundo. En este caso, yo decidí no hacer más fila, tenía más cosas para terminar en la mañana y no quería perder tiempo de espera, cuantimás si no llevaba compañía. Entonces me fui para poder iniciar mis otros planes del día, total había más sucursales en el itinerario del día. En mi segunda visita, la experiencia fue similar: poca gente en cajas y 3 personas en servicio a clientes, afortunadamente la espera no fue muy larga, entonces me tocó mi turno, el 99, y yo muy dispuesto: "Buenos días señorita, necesito por favor recuperar mi contraseña de mi tarjeta de puntos", ella de buena manera me respondió: "Ay señor, en este momento no es posible, no tiene toner la impresora y no puedo imprimir la copia de su tarjeta y su identificación", fallido intento. Me surgieron entonces varias ideas, pero fui sensato y me ofrecí a colaborar para ayudarle y ayudarme: "Mire señorita, su impresora es HP, yo trabajo en HP, se puede generar un documento en PDF para que tenga una copia electrónica de mi identificación y la tarjeta, luego ya eso lo imprime cuando tenga toner y lo guarda en el expediente como respaldo...", la cara de la mujer me hizo notar que mi lenjuaje era similar al chino mandarín y su respuesta lo confirmó: "Señor es que no se puede imprimir, pero si quiere explíquele eso que me dijo a la gerente para ver qué se puede hacer"; sonrisa en cara, agradecí y fui a buscar a la gerente. La misma que estaba ocupada al teléfono siendo ella cliente del call center de solución de problemas técnicos de sistema, ya que por lo que alcancé a escuchar de su explicación al teléfono, no podía ingresar a su cuenta, ella se iba a tomar muchos minutos en hacerme caso y me di cuenta ue sería inútil esperarla; dos ejecutivos de cuenta a su lado me ofrecieron ayuda, les expliqué lo que quería hacer, y tampoco parece ser que me hayan entendido. Salí de la sucursal, como había llegado, sin contraseñas y además sin 20 minutos de mi vida. Más entrada la mañana, ya a mediodía, en mi tercer intento me pareció haber llegado a un capítulo de la dimensión desconocida. El clima fatal, 30 grados o más a la sombra, ningún cajón de estacionamiento disponible, el pasillo del cajero automático con vómito al parecer de la noche anterior, piso manchado y unos periódicos para disimular o cubrir la suciedad, dentro de las instalaciones, mucha gente en cajas, todas funcionando y una persona en espera en la ventanilla de servicio a clientes, y bueno una mujer joven siendo atendida. Pensé que mi fortuna se compondría y que tendría la oportunidad de desocuparme rápido, vi el reloj: 12:03, buen tiempo. Como Ley de Murphy, cuando crees que la situación te será favorecedora, ocurre todo lo contrario. La mujer que era atendida en servicio a clientes, era toda una neófita en su conocimiento de bancos. El destino decidió que ayer fuera el día que tuviera su inducción. Que si cuánto tenía que tener como mínimo su cuenta para que no le cobraran comisión por servicio, que si la tarjeta deporteísmo la podía usar en el extranjero, que si la clave de bancanet lo mandaba a otra ventana, que si no pagaba el mínimo de la tarjeta de crédito le iban a hacer otro cargo, etc, etc, y cómo buena estudiante preguntaba todas sus dudas, la asesora de servicio, muy amable y muy paciente le respondía todo, y repasó todas las lecciones: 1.- Una cuenta de ahorro, guardo mi dinero y el banco lo usa para otras cosas, me cobran comisión. 1a. Cómo depositar y disponer de efectivo en cajeros automáticos. Uso del NIP. 2.- Conociendo mi estado de cuenta, tengo dinero, pero existen comisiones. 3.- La tarjeta de crédito, el modo de vivir de lo ajeno. Del pago mínimo y sus riesgos, me cobran comisiones, pero también intereses. 4.- La banca electrónica, ¿realidad virtual o ciencia ficción? Al menos esa fue la sesión cuando ya eran las 12:30... momento en que un ejecutivo vino por ella para tener una sesión personalizada de tarjetas de crédito, el señor a mi lado sufrió todo el tiempo en que estuvimos esperando, increíblemente no sucedió que antes de pararse fuera a preguntar otra cosa nueva. Ya no esperé mucho más, pues el siguiente cliente no tardó ni cinco minutos para que yo pudiera tener mi turno. Rescato de mi anécdota lo siguiente: *El usuario regular de la banca no conoce sus métodos y sus formas, muchas veces tiene que acudir a servicio a clientes por negligencia en el correcto uso de los servicios financieros del sistema bancario mexicano. Somos analfabetas de los bancos, que luego basados en eso, abusan. Por culpa propia nos pueden quitar dinero sin que siquiera nos demos cuenta y con nuestra autorización. *Los prestadores de servicios (cajeros, ejecutivos, personal en general) no están del todo bien adiestrados en el manejo de clientes. Hay premisas del servicio al cliente que se olvidan: evitar las negaciones, no contradecir al cliente, darle una solución independientemente de los problemas que haya, sobre todo si el proceso regular tiene alguna contrariedad. *El tiempo es uno de los valores más importantes de las personas, no lo hagas perder a los demás. *Seguimos en pañales en lo que son nuestros derechos y no tenemos la confianza ni la seguridad para exigir. *Nadie es capaz de actuar asertivamente, vaya, si algo está sucio se limpia, independientemente que el personal del servicio de limpieza haya ido o no a trabajar, y con mayor razón si se trata de un lugar con continuo paso de clientes. Es una señal de respeto y de educación para quien te da trabajo. Posteriormente tendré que escribir más sobre el origen de la banca y cómo se ha trastornado todo en perjucio del usuario.