Esta semana ha sido vivida de modo diferente.
En una de mis materias de mi maestría tuve la oportunidad de conocerme más (curiosamente la materia se llama "conocimiento personal" -mal chiste-)
A partir de escucharme en el otro, me ví.
Decidí pues no repetirme, no por lo que se dijo, sino por lo que he vivido.
Ayer pues, desperté temprano a los fantasmas, les tenía listas sus maletas, hoy muchos no sé que tan lejos estarán, algunos siguen todavía llamando a la puerta.
En las batallas del alma las heridas no dejan cicatrices.
Cuento.
El mito de Ulises en la Odisea dice que éste pidió ser atado al mástil de su barco y que se cubrieran con cera sus orejas, prefirió ese sufrimiento con tal de no escuchar el órfico canto. Lo que no dice la leyenda y es la verdad: es que las sirenas nunca cantaron, supieron con anticipación de la estrategia del héroe y fieles a su fama decidieron seducir al titán mediante un letrero, una pancarta, por fortuna y a pesar de haberle abierto los ojos, Ulises no sabía leer.