viernes, 21 de marzo de 2014

Mujeres

"Walter Benjamin escribió en alguna parte que cuando una gitana nos lee la mano, lo que nos interesa no es lo que dice de nuestro pasado, ni el futuro que presuntamente nos devela; no, lo que realmente nos interesa es la historia que nos cuenta, porque esa vida pudo haber sido la nuestra pero no lo fue. Yo tengo la teoría de que las mujeres con las que uno se topa en la vida son todas las vidas posibles que nos tocó vivir o que nos pudo haber tocado vivir. Cada mujer que se cruza, o nos cruza, es un universo o una galaxia. Pero lo extraordinario no es eso. Lo extraordinario es que entre todas las mujeres que se cruzan en la vida de un hombre hay algunos afortunados, no son muchos, que se topan con esa única mujer, la que todo lo cambia y lo trastorna, la que hace que nada vuelva a ser igual que antes. La que ha estado allí desde siempre y nunca nos dejará aunque se vaya. No hay una razón ni un motivo evidente para que así sea, pero así es. Esos encuentros milagrosos son los que se convierten en historias de amor. Conocemos algunas historias, pero desconocemos más. Quien ha pisado ese continente y abrevado en esas aguas sabe de ese milagro que se convierte en el cielo y también en el infierno los dioses del amor y la pasión no tocan a nadie impunemente. Así quien haya sido bendecido y maldecido con esa gracia debe agradecer de rodillas e implorar una sola cosa: tener la fuerza para pelear y mantener esa llama ardiendo hasta que la vida de uno u otro se extinga primero. Lucía es para mi esa mujer."
La victoria, Jaime Sánchez Susarrey, (2006) Planeta, México.

Remplace el nombre de Lucía por cualquier nombre que le sea benéfico para su catarsis, revelación o ilusión corriente... luego haga lo que tenga que hacer para ser feliz.

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