domingo, 2 de mayo de 2010

Nadie va a al cielo si no lo acompañan todos


realmente estamos solos

sin dónde, sin para qué.

ahí donde el dolor se calla,

permanece suelto el amanecer.


justo debajo del placer,

apenas encendido de la cama,

esta esa nada que se duele

todo por el vacío.


de dónde hay un para qué.

no importa ya el silencio

más vale la llama que enciendo

cuando te dejo de ver.


y si no siempre anochece,

es por el renacer

que surge noche tras noche

cuando el alma sale a beber...

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