miércoles, 29 de mayo de 2013

Llenos de incompetencia

Creo que más de una vez he dicho esta frase que todavía el día de hoy corona la puerta de entrada de la casa donde me crié: "La puntualidad es cortesía de reyes, deber de caballeros y costumbre de personas educadas". De hecho no recuerdo si ya la había escrito en mi blog, pero no sobra volverlo a hacer. La impuntualidad no es una falta de tiempo, es una falta de educación. ¿Por qué no somos capaces de distinguir (7ma. acepción de la RAE. tr. Otorgar a alguien alguna dignidad, prerrogativa, etc.) al otro otorgándole algo tan valioso como nuestro tiempo y respetándole el suyo? En cambio sí, puede uno dedicar horas a: beber alcohol hasta la inconsciencia, ver televisión hasta altas horas de la noche, estar en las redes sociales leyendo las "actualizaciones" de las vidas de los demás, esperar en la fila del antro de moda para que el cadenero nos deje entrar, etc. 
El ser puntual no es otra cosa más que darle la importancia a algo o a alguien con aquello que es más preciado y nadie lo puede comprar: el tiempo, respetando el suyo y dándole su lugar.
Evitemos en lo posible, hacer menos a los demás, y en la medida que lo hagamos podremos nosotros también tener beneficios... no vaya a ser que pierdan el avión.


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