What a wonderful world

I see trees of green, red roses too

I see them bloom for me and you

And I think to myself what a wonderful world.

I see skies of blue and clouds of white

The bright blessed day, the dark sacred night

And I think to myself what a wonderful world

Louis Armstrong

Hablar de caridad es entrar en el ámbito teológico, de otro modo el tema sería misericordia, simplemente amor o una especie de justicia. Caridad implica, según definición, una virtud referida a Dios, por la que nosotros manifestamos el amor a Él en el amor a los demás.

Virtud teologal (cristiana por excelencia), que nos mueve a amar a Dios ("amistad con Dios", según Santo Tomás) y a amar al prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios.

¿Dónde queda entonces el amor por uno dentro de esta definición? Jesucristo dijo: ama al prójimo como a tí mismo, de tal manera que el silogismo se completa: la caridad empieza por uno.

¿Estamos entonces obligados a pensar primero en nosotros antes que en los demás? Siendo estrictos: sí. Sin embargo la misma caridad, una caridad más virtuosa por decir de algún modo, debería movernos al olvido de iniciar por uno mismo y entonces dejar a los demás como objetivo principal (viendo en el otro a Dios, claro está). ¿Hasta dónde está bien esto? ¿No son los santos de la Iglesia Católica ejemplos de vida de virtudes de manera heróica? ¿Ocurren las virtudes teologales vividas por un no católico e incluso un no cristiano? ¿Son los filántropos ejemplos de santidad?

Los locos también son aquellos que se olvidan de lo políticamente correcto para hacer lo que para ellos está bien, siendo muchas veces malinterpretados por todos aquellos con paradigmas y pensamientos derivados de la cultura con la que ya casi todos somos criados.

Dejemos a nuestro yo interno actuar y hacer, aunque a los ojos del mundo no seamos más que unos tontos que desperdician tiempo, dinero u oportunidades por ayudar a los démás aún en detrimento del propio beneficio (o de aquello que a ojos vistos aparenta ser un beneficio)