martes, 27 de mayo de 2014

La tristeza

No resulta fácil escribir en la tristeza y desde ella. Es un sentimiento que resulta de un imprevisto o como resultado contrario a algo que esperábamos sucediera de algún modo.
La tristeza luego está en el pasado y en el futuro, pocas veces ahora, hoy me duele que no te tenga o que no exista la posibilidad de vivirte de nuevo. Me duele haberte conocido como te conocí y no tener certeza de que te seguiré conociendo. Me pone triste la ausencia de lo que creí.
¿Qué nos dice estar tristes? ¿en qué nos favorece? ¿es válido estar tristes? ¿la tristeza es un estado, un modo de comportarse? ¿soy o estoy triste? ¿tristeo? ¿hay un verbo que exprese este sentimiento?
Si quisiéramos conjugarlo resulta más bien como un adjetivo que va con el estar: estoy triste. Muy distinto a decir: soy triste. ¿lo soy? no tengo ganas ni de estarlo ni de serlo.
¿Cómo vives tu tristeza? 
¿Es compatible la tristeza con un estado de paz? Hoy puedo decir que me siento triste, no que lo esté.  Pero si tengo paz. A ratos me viene una alegría, entonces me río. Pero si entra mi recuerdo y mi cabeza y mis pensamientos y mis anhelos, me pongo triste, igual también por un rato. Me lo permito. Entonces me viene el hueco en el pecho, el dolor de manos, las ganas de llorar, la quijada apretada y esas ganas de hacerme chiquito y desaparecer. Me cierro. Me encojo y en esas vueltas a uno mismo: me encuentro.
Veo mis razones del hoy por qué estar triste y percibo la intensidad de la tristeza correspondiente a la intensidad de mis gozos pasados, y de las ganas que tenía de hacer tantas cosas. En compartir la alegría y de bailar, jugar o simplemente estar acompañado; en la medida que eso era un gusto, en la misma medida la tristeza me duele. Se vale, me dejo porque sólo así me curo.
¿Cómo aprende uno a estar triste? ¿Cómo se sale uno de ahí? No puedo quedarme sentado a verla, ni a platicar con ella, le dejo que me cuente de nuevo como era mi alegría, mi gozo, mi libertad y le pido que me fortalezca para seguirla buscando en otro lado.
Te lo cuento y ya no me duele tanto. Lo escribo, pero no puedo racionalizarlo, esto es como el amor, como cualquier sentimiento: hay que dejarlo.
Hace rato leí "La tristeza" de Antón Chéjov: la nota es esa, no estar solo, no sentirse solo. Hoy en mi  tristeza me acompañan, tú no puedes acompañarme, tú eres parte de mi tristeza, tú has sido mi gozo y hoy eres su ausencia. 

http://www.literatura.us/idiomas/ac_tristeza.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario